Matisse

Matisse es el «grande» entre los grandes.
Sufrió enfermedad durante toda su vida, pero eso no le impidió realizar obras de arte extremadamente maravillosas. Es más, durante sus convalecencias realizó las pinturas más hermosas y características de su producción artística.

Empezó a pintar porque su madre le regaló una caja de pinturas mientras se recuperaba de una operación de apendicitis cuando tenía 21 años.

Viaja a Londres, estudia a Turner…empieza a dejarse seducir por el color, la libertad, a despojarse de las ataduras del sistema. Es la época de los bodegones y paisajes con un colorido extraordinario.

Aprende de los impresionistas, siente devoción por Cézanne y compra una pequeña obra de él, Las tres bañistas ( Petit Palais, Museo de Bellas Artes de la villa de París), la cual le acompaña, prácticamente, toda la vida y a la que acude, solo para admirarla, en momentos de su vida en los que se encuentra desmotivado. De ella, Matisse, curiosamente dice que le provoca:

“Un remanso de lujo, calma y voluptuosidad”.

En la primavera de 1906 viaja a Argelia, y de ese viaje surge: Desnudo azul I (Recuerdo de Biskra) (Colección Cone, Museo de Arte de Baltimore) , con gran queja por parte de los críticos que no entendían a qué raza pertenecía la mujer representada en la obra y que tenía la cara de una máscara.

En el invierno de 1906. Picasso comienza sus Señoritas de Avignon (MOMA, Nueva York). Pero esa, es otra historia. ¿Conocía ya Picasso la pequeña estatuilla Vili?

Un día, en París, Matisse a Picasso o Picasso a Matisse, pues existen las dos versiones, enseña una pequeña estatuilla vili, que se había adquirido, según cuenta la historia, a un comerciante de curiosidades exóticas. La estatuilla, africana, de madera negra, representaba a una persona sentada, con la cabeza erguida y los ojos huecos. El caso es, que ambos, quedan maravillados con la pieza y comenzó, o bien continuó, todo lo demás…

El Museo Trocadero, África, Oceanía, las colonias…todo impacta en Matisse, él se deja llevar, se embebe de las culturas, las hace suyas, las adapta, las expresa…

Las tres bañistas de Cézanne

Inspirándose en la poesía de Baudelaire y en el arte de su colega puntillista Paul Signac con la obra Lujo, calma y voluptuosidad, en 1904 (Museo d’Orsay, París), se convierte en el maestro del color, usándolo libremente de una manera completamente novedosa.

Anteriormente ya era amigo de Derian y Vlaminck. Más tarde de Marquet y luego se juntaron los demás: Dufy, Friesz y Braque. Aunque nunca constituyeron un grupo unificado, sí se unieron, durante un tiempo, en torno a Matisse, que fue considerado creador y eje del fauvismo, para separarse más tarde y seguir, cada uno, su propio camino.

La exposición del Salón de Otoño de París de 1905 estuvo dedicada a la pintura Impresionista con artistas como Cézanne y Renoir, pero la organización decidió mostrar obras de un grupo de autores jóvenes, Derain, Vlaminck y … Matisse.

Su obra Mujer con sombrero (Colección SFMOMA, Museo de Arte Moderno de San Francisco) causó tal sensación, que más que una pintura, parecía un ofensa, a su propia esposa, a la cual había dedicado el cuadro, al público que no entendía nada de lo que estaba viendo…a la propia organización del Salón… pero curiosamente, la pintura fue adquirida por un coleccionista y crítico de arte, Leo Stein. Otro crítico de arte, Louis Vauxcelles, escribió sobre lo que vió en aquella sala: «Donatello parmi les Fauves». Había nacido el fauvismo. De la misma época es La raya verde (SKM Dinamarca).

“La valentía para volver a la pureza de recursos fue el punto de partida del fauvismo”.

En el Salón de 1906 presenta un solo cuadro de dimensiones enormes (176 x 240 cm), La alegría de vivir, en el que hace del color, el elemento principal de la obra

Cuando Matisse empieza a sentir verdadera fascinación por el arte primitivo, inicia un viaje en 1910 a España, donde visita en Madrid, el Museo del Prado, así como Sevilla y en Granada, la Alhambra, quedando marcado por una fascinación hacia Oriente en el que profundizará en sus viajes a Marruecos en 1912 y 1913 y que plasmará en las odaliscas de sus pinturas y, en la relación que empieza a descubrir, entre el arte y la ornamentación, el arte decorativo, el arabesco, que representará en sus pinturas como El biombo moruno (Museo de Arte de Filadelfia).

Marruecos le impacta e influye en su obra, a lo largo de su vida. Capta la luz del Norte de África y la recrea en sus pintura a partir veladuras como en las obras A la puerta de la Casbah de 1912 o Zora en la terraza de 1913 ambas en Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin Moscú.

La Danza de Schukin

En 1910, el empresario ruso y coleccionista de arte Serguéi Schukin, le encarga dos grandes murales para decorar su mansión, se trata de La danza y La música, ambas en el museo Museo del Hermitage en San Petersburgo . De La danza existe otra versión anterior (1909) y de bosquejos de La música anteriores a la fecha (1907), en el MOMA de Nueva York , además, la primera versión de La danza, la representa en la parte posterior de otra obra,  Danza con capuchinas (1912) en el MET de Nueva York y en Naturaleza muerta con mantel (1909), también en Museo del Hermitage.

«He compuesto mi danza cantando la misma melodía que había escuchado en el Moulin de la Galette, aunque toda la composición, todos los bailarines, están acompasados y bailan al mismo ritmo.

La música ocupó un lugar muy importante en la vida y obra de Matisse, y así lo comprobamos en las pinturas que realizó de Henriette Darricarère, bailarina, musa y modelo de Matisse, por ejemplo La lección de piano (1923) y en el diseño del vestuario y decoración que elaboró para la producción que Diaghilevde, fundador de los Ballets Rusos, versionó de la obra El canto del Ruiseñor, de la ópera de Igor Stravinsky.


“Puede parecer que la música y el color no tienen nada en común, pero siguen caminos paralelos. Siete notas, con ligeras modificaciones, bastan para escribir cualquier partitura. ¿Por qué no es igual en las artes visuales?”

En 1918, mientras se recupera de una bronquitis en un hotel de Niza y con un estado de debilidad extrema, descubre desde su cama las ventanas abiertas al exterior de Niza y comienza a pintarlas, aunque ya lo había hecho antes en Collioure y en Tánger.

En 1935 Matisse sufre un cólico nefrítico, y Lydia Delectorskaya una emigrante rusa de 24 años se convierte en su modelo y asistente, ya no se separará de Matisse hasta su muerte.


Matisse enferma de nuevo, en 1941 se le diagnostica un cáncer de estómago. En su dura convalecencia, ya que se complicó con otras patologías, tuvo que estar postrado en la cama mucho tiempo, pero no deja de crear, esta vez obras que «pinta con tijeras». Son sus famosos  Cut-Outs o Collages, a veces de dimensiones enormes y colocados sobre las paredes de sus estudios, con ayuda de sus ayudantes. Algunos de ellos evocando los recuerdos de su estancia en Tahití, como Oceania, the Sky y Oceania, the Sea (National Gallery of Australia) de 1946, el diseño para los tapices Polinesia el Cielo (regalado a la ONU) y Polinesia la Mar (Exposición Museo del Nácar de Méru, 2014) , Memoria de Oceanía (MOMA, Nueva York), o su gran obra La piscina (MOMA, Nueva York), sin olvidarnos de Danza criolla de 1950, El periquito y la sirena de 1953 (Stedelijk Museum Amsterdam) o las ilustraciones del libro Jazz (MOMA, Nueva York), entre otros muchos.

Es su «Segunda Vida».

En 1930 viaja a la isla de Tahití y poco más tarde a Estados Unidos.
El Museo de la Orangerie de París, organizó el pasado año una exposición, «Matisse. Cahiers d’art-El cambio de los años 30». La comisaria de la exposición, Cécile Debray, manifestó:

“Le fascinaron la transparencia de las lagunas, las algas, el reflejo de las hojas, la vegetación y los tahitianos, presentes en algunos de sus dibujos».
Como Papeete-Tahiti

En 1933 realiza el gran mural para la Fundación Barnes: La Danza de Barnes.

En sus duras convalecencias y, utilizando una caña de pescar con un lápiz en la punta, tumbado en su cama, pinta las paredes de su habitación con grandes composiciones murales partiendo de anteriores obras de pequeño formato y crea su jardín «particular».

“Como tengo que estar mucho tiempo acostado a causa de mi estado de salud, me he hecho un pequeño jardín en el que puedo pasear… hay follaje, frutas, un pájaro».

A lo largo de su trayectoria artística, va coleccionando objetos de sus viajes… cafeteras, máscaras africanas, telas estampadas del Norte de África, un jarrón de cristal de Andalucía… que le servirán de inspiración para sus obras, plasmándolos en repetidas ocasiones en el transcurso de su trayectoria artística, Naturaleza muerta con una olla de chocolate, Desayuno, Naturaleza muerta sobre una mesa, Interior rojo Naturaleza muerta sobre una mesa azul

«He trabajado a lo largo de mi vida ante los mismos objetos. Un objeto es un actor. Un buen actor puede actuar en diez obras diferentes y un objeto puede jugar un papel en diez pinturas diferentes”.

Al final de su vida Matisse nos deja una de las obras más impresionantes, La capilla del Rosario en Vence.

 “La capilla de Vence es el resultado de una vida consagrada a la búsqueda de la verdad “

¡Todo lo que acabas de leer es solo el comienzo!

Seguramente te parecerá fascinante.
A través de Matisse podemos descubrir color, música, danza, vestuario, ilustraciones para libros, el lenguaje de los tejidos, de los objetos, expresión, perseverancia…¡la alegría de vivir!
Acompáñanos en esta aventura de relevación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio