«He compuesto mi danza cantando la misma melodía que había escuchado en el Moulin de la Galette, aunque toda la composición, todos los bailarines, están acompasados y bailan al mismo ritmo.”
La música ocupó un lugar muy importante en la vida y obra de Matisse, y así lo comprobamos en las pinturas que realizó de Henriette Darricarère, bailarina, musa y modelo de Matisse, por ejemplo La lección de piano (1923) y en el diseño del vestuario y decoración que elaboró para la producción que Diaghilevde, fundador de los Ballets Rusos, versionó de la obra El canto del Ruiseñor, de la ópera de Igor Stravinsky.
“Puede parecer que la música y el color no tienen nada en común, pero siguen caminos paralelos. Siete notas, con ligeras modificaciones, bastan para escribir cualquier partitura. ¿Por qué no es igual en las artes visuales?”
En 1918, mientras se recupera de una bronquitis en un hotel de Niza y con un estado de debilidad extrema, descubre desde su cama las ventanas abiertas al exterior de Niza y comienza a pintarlas, aunque ya lo había hecho antes en Collioure y en Tánger.
En sus duras convalecencias y, utilizando una caña de pescar con un lápiz en la punta, tumbado en su cama, pinta las paredes de su habitación con grandes composiciones murales partiendo de anteriores obras de pequeño formato y crea su jardín «particular».
“Como tengo que estar mucho tiempo acostado a causa de mi estado de salud, me he hecho un pequeño jardín en el que puedo pasear… hay follaje, frutas, un pájaro».
A lo largo de su trayectoria artística, va coleccionando objetos de sus viajes… cafeteras, máscaras africanas, telas estampadas del Norte de África, un jarrón de cristal de Andalucía… que le servirán de inspiración para sus obras, plasmándolos en repetidas ocasiones en el transcurso de su trayectoria artística, Naturaleza muerta con una olla de chocolate, Desayuno, Naturaleza muerta sobre una mesa, Interior rojo Naturaleza muerta sobre una mesa azul…
«He trabajado a lo largo de mi vida ante los mismos objetos. Un objeto es un actor. Un buen actor puede actuar en diez obras diferentes y un objeto puede jugar un papel en diez pinturas diferentes”.
Al final de su vida Matisse nos deja una de las obras más impresionantes, La capilla del Rosario en Vence.
“La capilla de Vence es el resultado de una vida consagrada a la búsqueda de la verdad “